Archivo de la categoría: Democracia humanitarista española

La Democracia humanitarista española de la década de 1830 [III. La Tradición republicana jacobina]

La mayor parte de los movimientos revolucionarios populares europeos de las décadas de 1830 y 1840 se articularon a partir de culturas políticas de la tradición jacobina, que parte de la Gran Revolución Francesa, especialmente del período de la Convención republicana. Interconectados entre sí, el socialismo jacobino francés, el nacionalismo democrático mazziniano, el neocarbonarismo, los neojacobinismos de tradición babuvista –cuyo máximo exponente fue el Blanquismo– y el neojacobinismo español del Trienio Esparterista conformaron la tradición cultural que, junto a la cultura radical y el movimiento obrero británicos, caracterizó el núcleo central de la cultura política popular revolucionaria europea de la Época romántica.

Sigue leyendo

La Democracia humanitarista española de la década de 1830 [II. Tocqueville y la tradición republicana demoliberal]

Tanto David Held (2001, pp. 75-82) como Salvo Mastellone (1990, pp. 3-18) prestan especial atención, al analizar el pensamiento republicano del siglo XVIII, a Rousseau y a Montesquieu, ya que sus pensamientos darían lugar, en las décadas siguientes, a dos tradiciones republicanas marcadamente diferentes: de Rousseau beberán directamente los jacobinos, enrages, hebertistas… para generar, a través de una sociabilidad peculiar, una cultura republicana popular revolucionaria; mientras que de la lectura que Montesquieu hizo del constitucionalismo inglés bebieron J. Madison y los otros pensadores norteamericanos de The Federalist (Held, 2001, pp. 104-116), auténticos padres fundadores de la Democracia americana que, ya entrado el siglo XIX, Tocqueville estudió, admiró y, lo que es más importante, promocionó ingentemente en la Europa del segundo tercio del siglo.

Sigue leyendo

La Democracia humanitarista española de la década de 1830 [I. El nuevo magma cultural]

Entre 1833 y 1868 se produjo en España la formación de marcos simbólico-culturales revolucionarios y populares alternativos a los que habían articulado los partidos liberales (Progresista, Moderado, Unión Liberal) que, desde las nuevas instituciones posrevolucionarias, sentaron las bases del Estado moderno liberal-burgués, de la economía de mercado capitalista y de la sociedad de clases.

La construcción de un imaginario revolucionario alternativo tuvo dos momentos claramente diferenciados, cuyo punto de inflexión fue la Revolución de 1848. Hasta ese momento, lo que se produjo fue la asimilación del nuevo lenguaje (conceptos, imaginarios sociales, metanarrativas…) propio de la Democracia humanitarista francesa de la Monarquía de Luis Felipe de Orleans. El concepto Humanidad experimentó un desplazamiento semántico por el que dejó de ser su significado principal la calidad moral que define a cada miembro de la especie, pasando a ser prioritario su significado definidor de la especie humana en su conjunto. A partir de este significado de Humanidad surge el calificativo de humanitario o humanitarista para designar a todo lo que plantea como valor supremo la realización final y providencial del género humano.

Sigue leyendo